Integrar, soñar y vivir.

Pocas cosas hay más saludables y gustosas que integrar lo que vamos viviendo. Aunque no siempre es fácil o no sabemos cómo hacerlo, integrar es lo que nos deseo a todo@s para cerrar este año.

Desde la la perspectiva de la neurobiología interpersonal del psiquiatra Daniel Siegel, el cerebro sano es el cerebro integrado.

Integrar es esencial para madurar y florecer.

Pero ¿qué es integrar? Fácil de decir y no tan fácil de entender a la primera.

Integrar, desde mi punto de vista, es aportar sentido, contexto y contenedor a lo que vamos viviendo y hemos vivido. Las experiencias nos impactan de manera benevolente o más dificultosa según cómo se integran en nuestra vida.

Este ha sido, para mí, un año con muchas experiencias, aunque no puedo decir que los anteriores no lo fueran. Me alegra vivir la vida con la intensidad que le corresponde, sin por ello acelerarme, desbordarme o despistarme. La intensidad natural es deseable, nos mantiene implicadas, despiertos, atentas. También es importante saber disfrutar de las cosas sencillas, más suaves y menos intensas.

Una vida plena implica la valentía y vulnerabilidad para vivir entre estas gamas, con lo cual no será lineal. ni previsible, ni segura. La vida es lo que es; un sistema complejo no lineal con interdependencias invisibles y misterios biológicos y trascendentes por igual.

Entonces, ya que me he lanzado a compartir mis modelos ¿a qué me refiero con sentido, contexto y contenedor? Continuar leyendo en el blog

Sentido es lo que decidimos que significa en nuestra vida algo que nos ocurre, o algo que no nos ocurre. Es la capacidad de ampliar perspectiva y abarcar un todo que va más allá de nuestra piel y nuestros conocimientos. Sentido es aportar suficiente sabiduría para facilitar la divagación necesaria que genere creatividad y comprensión. También incluye aportar la concentración esencial para poder enfocarnos y profundizar en las cosas, para conocerlas mejor. Darle sentido a la vida es algo que cae en nuestro territorio personal, y nadie lo hará por nosotras. ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Qué me dice sobre mí? ¿Qué hay más allá de lo que veo?

Contexto es aquello que decidimos darle como marco a nuestras experiencias. Nuestras creencias, ideas, saberes y experiencias son el contexto en el que aterrizan las cosas que vivimos ¿conocemos nuestro contexto y sus obstáculos y sus puntos ciegos? Nuestro contexto lo forman nuestras cosmovisiones, paradigmas, idiosincrasias y culturas internas. Son flexibles y se pueden transformar. En nuestras manos está que nuestro contexto vaya a nuestro favor y no en nuestra contra.

Contenedor es mi territorio emocional, con sus colores, olores y sabores. Yo contengo la vida que me ocurre en base a mi capacidad para acompañar mis pensamientos con emociones. Cuando la emoción contiene, asiste y se adapta entonces puedo retornar al punto de equilibrio, y salirme de él también. El contenedor es esencial para asumir riesgos y moverse hacia lo desconocido.

Personalmente, he trabajado bastante en estos tres aspectos en los últimos años, y me han ayudado generosamente en mi desarrollo personal tanto como profesional. Digo generosamente porque siempre siento que recibo aún más de lo que doy. Le doy a mi cuerpo, mi mente, mi corazón y mis relaciones cariño y presencia, y siempre me devuelven más, favoreciendo un sistema de recompensa muy valioso que me da fuerzas para el siguiente gesto, hábito o esfuerzo.

Lo mejor de todo; el regalo de una vida vivida, auténtica y libre. Una vida que es imperfecta, incierta, inquietante y misteriosa, donde hay espacio para dudar, sufrir y tener miedo, tanto como amar, cuidar y ser valiente.

Buenos días. Buenos inicios. Buenos paisajes.

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En la línea del descanso sagrado mi teléfono ha pasado el fin de semana sin comunicaciones, y eso me provoca una sensación positiva de reencuentro y conexión. Espero que hayáis descansado y renovado energía en estos días, dentro de vuestros contextos individuales.

Durante estas semanas, en el retiro online que muchos seguís por una lista de whatsapp,  os he estado compartiendo herramientas que se ocupan de dos cosas fundamentales:

  1. Mover el cuerpo: para ello he mandado mis propuestas yogis y otros recursos de movimiento.

  2. Equilibrar el sistema nervioso: a través de reflexiones, educación y prácticas guiadas, con las conferencias de expertos que os he recomendado y mis propios podcast.

No quiero engañaros con algo que considero incompleto, pero hasta ahora no he sabido cómo integrarlo. Estas dos cosas que he mencionado forman parte de una receta que podría ayudarnos a sanar o desarrollar mayor vitalidad, e incluso experimentar más felicidad y satisfacciones. Las comparto porque son herramientas que me han ayudado a mi, las he practicado y las conozco. Procuro no especular y uso la ciencia tanto como mi experiencia para seleccionar los contenidos. Igualmente, me oriento hacia las que yo entiendo mejor, y espero que vuestra búsqueda os dirija hacia lo que necesitáis.

Otra pieza clave

La verdad es que quería ir integrando poco a poco, y con mucha delicadeza, la pieza que aún no he añadido a lo que os comparto: la alimentación. Convertir el comer en medicina, y que esa medicina sea placentera, es un arte totalmente posible que nos pone del lado de nuestro cuerpo para procurarle, en la medida de nuestra posibilidades, los máximos niveles de energía y salud. Aún me sorprende que muchos médicos no incluyan en sus protocolos de curación y salud propuestas de alimentación que apoyen y aceleren la recuperación de sus pacientes. Lo que comemos afecta a cómo funciona el cerebro tanto que se ha demostrado que con cambios en la alimentación en las cárceles disminuyen los niveles de violencia, y en los colegios mejoran los resultados académicos y las relaciones entre los alumnos.

No hablo de cosas muy complicadas, y si las aprendiéramos en el colegio nos parecerían tan de sentido común como que dos más dos son cuatro. Tras muchas años estudiando diferentes corrientes de alimentación, procuro simplificarlo y que luego cada uno lo personalice según su interés, orientación, ética y necesidades. El principio fundamental es muy sencillo: fruta y verdura natural (fresca o cocinada) serían la base de la pirámide siendo el resto productos mínimamente procesados (por ejemplo la harina está más procesada que el grano). Yo sí soy partidaria de las grasas saludables en abundancia, pero hay quienes abogan por más cereales integrales y proteinas vegetales, y minimizar las grasas. Ambas opciones me parecen buenas, e incluso una intermedia me parece la mejor. ¿El secreto? Que no entren en casa cosas que no queréis que entren en vuestro cuerpo. Lo sé, sólo vais a poder comprar un 3% de los productos que hay en el supermercado ¿Y qué? Más fácil, menos dudas. Más tiempo para cocinar ¡y para bailar!

Con lo que comemos fabricamos nuestro cuerpo ¿quién quiere un cuerpo de patata frita o galleta de chocolate? (por muy ricas que estén ambas). Yo quiero tener piel de zanahoria, piernas de pepino, culito de remolacha, ovarios de aguacate y cerebro de nuez. Quiero parecerme lo máximo posible a la naturaleza, porque ella siempre parece adaptarse y conocerse a sí misma. Esto no quiere decir que tengo una salud perfecta siempre. Ni mucho menos. Pero consigo curarme siempre con esta receta de movimiento, regulación del sistema nervioso y alimentación. Lo cual significa que son herramientas poderosas y pueden funcionar como medicina. Tener un cuerpo implica unos derechos y placeres, y también unas obligaciones y deberes.. Así como sabemos que la calidad del aire que respiramos influye en nuestra vitalidad, la calidad de lo comemos es nuestra salud.

Esto que esbozo son pautas generales, y cuento con las excepciones. He estado muy feliz de que existan los medicamentos convencionales para asistir la muerte de mi padre, acompañar a amigos en dificultades y sostener las emergencias cuando se presentan. Sin embargo, debemos contar con algo sólido que manejemos nosotros para nuestra salud del día a día. Y podemos poner mucho de nuestra parte. Así como miramos en un contrato laboral las condiciones, y no firmaríamos sin asegurar nuestra integridad y la justicia en un acuerdo, es necesario que miremos los ingredientes de lo que comemos. Y luego ya decidimos si firmamos el acuerdo, pero informados.

Así como veo los medicamentos imprescindibles para algunos casos, considero sagrado e innegociable el uso de la alimentación como medicina preventiva, curativa y poderosa. Esto no me da superioridad respecto a nadie, y menos respecto a la naturaleza, pero significa que participo y establezco relación con mi cuerpo. La paz de las cosas bien hechas nos permite disfrutarlas mientras duren. Así, cuando el cuerpo falla, sólo cargo con tener que mejorarme, y no con la culpa de no haberlo tratado con amor. Para mi, comer conscientemente,, es una cuestión de amor hacia mí misma y los que me rodean; ell tiempo y el dinero mejor invertidos. En el colegio me llamaban Mrs. Alfalfa, así que sé lo que es sentirse diferente. Según pasan los años, veo que ser diferente puede a veces tener sus beneficios. No debe nunca preocuparnos si encajamos o no, debe ocuparnos qué sentimos y qué queremos hacer.

Mis médicos y libros favoritos

Como hay muchas tendencias en la salud y la alimentación suelo investigar y probar en mí misma. Hay dos médicos que son mi referencia para estas cuestiones en este momento. Ambos han hecho mucha investigación y por eso sus propuestas me interesan, porque no son sólo sus opiniones. Ambos representan lo que se llama Medicina Funcional, o “life-style medicine”. 

A pesar de mis esfuerzos no he encontrado contenido suyo de calidad en castellano. Hay algunos libros traducidos pero no son los que os propongo aquí. Estos dos médicos discrepan en el área del consumo de grasas saludables, pero ambos proponen programas muy parecidos que incluyen la alimentación, el movimiento y la meditación.

Para los que leéis ingles con comodidad por favor investigad estos dos libros:

1. Undo it! del Dr. Dean Ornish

2. Food fix del Dr. Mark Hyman

Integrar sin brusquedad

Ya que he de seguir buscando contenido en castellano que me guste, os propongo aquí una manera muy fácil de aumentar el consumo de frescos en el día, sin tener que hacer cambios bruscos en vuestros hábitos.

Mi propuesta es que integréis dos batidos en el día. Uno de ellos podéis tomarlo por la mañana, entre media y una hora antes de desayunar. El otro puede sustituir a la merienda. Os hago dos propuestas muy sencillas con cosas que hay en casi todas las casas y que son my fáciles de conseguir, sin superalimentos añadidos ni productos procesados. Se pueden batir con una batidora de vaso o con la manual.

Dos batidos de salud

Propuesta para la mañana: Batido de espinaca, manzana, arándano, limón y jengibre.

Cantidades aproximadas que uso por persona:

  • Una manzana

  • 6 arándanos

  • Zumo de medio limón (o menos)

  • Trocito de jengibre al gusto

  • Un puñado de espinacas frescas (o kale, o ambas)

  • Añadir agua al gusto (no usar leches ni yogures, pretende ser un jugo con fibra)

Para la tarde: Batido de almendras, platano, frambuesa, aguacate y polen.

Cantidades aproximadas que uso por persona:

  • 10 almendras peladas (las pongo en remojo por la mañana, pero pueden ser 10 minutos antes si se os olvida)

  • Medio plátano

  • 4 frambuesas

  • 1/2 aguacate

  • Una cucharadita de polen (opcional)

  • Agua al gusto (las almendras y el plátano hacen su propia leche)

Bizcocho easy y healthy

Bizcocho preparado por Uma.png

Si os sentís dulzones, os mando una receta de bizcocho que me gusta mucho. No es apta para veganos pero no tiene gluten ni lácteos, podéis usar cualquier harina que os siente bien (yo uso la de sarraceno porque junto con la de arroz es la que más digestiva me parece). Yo pongo sirope de flor de coco en vez de miel, y cambio el aceite de oliva parcialmente por aceite de girasol prensado en frío (¡no vale refinado!).

Aquí está la receta: Pastel de zanahoria y nueces

https://www.vitonica.com/recetas-saludables/pastel-de-zanahoria-y-nueces-sin-gluten-bajo-en-carbohidratos-y-calorias

Os dejo la foto de cómo tomamos este bizcocho ayer, acompañado de yogur vegano de coco y polen.

Pretensiones

Con este artículo sólo pretendo inspiraros. Para profundizar hay que estudiar, curiosear y probar en uno mismo para saber y conocer el propio cuerpo. Nuestros gustos y necesidades cambian con la edad, también hay que estar atentos a eso. Y, por supuesto, nada de esto nos dará la vida eterna, pero nos ayudará a quitar, quizás, la eterna duda.

Os deseo un saludable Lunes.

Divina incertidumbre, incómoda realidad ¡perfecta confianza!

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 “Sólo te pertenece aquello que no puedes perder en un naufragio.”

Proverbio Hindú.

De todas las cosas que incomodan a los seres humanos, la incertidumbre está en uno de los primeros puestos. La incertidumbre lo representa todo y, sin embargo, tendemos a pensar que representa sólo lo negativo.

Como dice Rick Hanson, nuestro cerebro está diseñado para que se le adhieran con mucha más facilidad las experiencias negativas, así la próxima vez que encontremos algo parecido tendremos más cuidado, y esto aumenta nuestras posibilidades de supervivencia. Este sistema neurológico no tiene como propósito que seamos felices, sino que sobrevivamos, así que hay que saber darle un marco apropiado. Este mecanismo natural retiene lo negativo más que lo positivo y se llama en psicología y neurociencia “el sesgo de negatividad”. Es bueno conocerlo, y no debemos permitir que regule el grueso de nuestra vida ¡porque sobrevivir no es nuestro único objetivo! Las buenas noticas son que se puede condicionar a nuestro cerebro para que recuerde y retenga las experiencias positivas con más fuerza. *

 Hay otros sesgos en nuestra vida. Muchos de ellos vienen dados por nuestras creencias y hábitos. La era industrial nos regaló el control del tiempo y el afán por los salarios y las vidas definidas. No fue una propuesta, sino una evolución impuesta. No ofrecía siempre una mejora de la calidad de vida pero sí más productividad. Aunque ya hemos dado el paso a la era tecnológica y a la era de la información, aún vivimos bajo el peso de ese control de la productividad, a merced de esas dependencias y esa vulnerabilidad que nos trajo la era industrial. Por supuesto, también vinieron muchas mejoras. Y con todas ellas también nos hemos quedado. Lo importante de este contexto es saber que cuantas más dependencias tenemos más vulnerables somos.

Para saber por qué os cuento esto habéis de saber que me gusta conocer las configuraciones culturales para entender por qué reaccionamos cómo lo hacemos, sobre todo cuando es inconsciente y colectivo. Conocer es añadir información relevante, y puede cambiar nuestra vida. La selección de información que hacemos cada día determina y perfila nuestra existencia cotidiana. Esa existencia cotidiana, que tan desapercibida nos pasa en sus detalles, da origen a comportamientos, creencias y sentimientos que se manifiestan con gran claridad ante las dificultades. 

VELOS, MÚSCULOS Y FUERZA.

Estamos ante un tiempo de dificultades y oportunidades muy visibles. Se abre ante nosotros una ventana amplia y luminosa por la cual observar los paisajes individuales y comunes que hemos creado. Ante la retirada de ciertos velos, con los que cubríamos y envolvíamos la realidad, vemos de manera especialmente nítida algunas cosas. Esas cosas siempre han estado ahí, no son fruto de las circunstancias. 

Si le hemos dedicado mucho tiempo a vestirnos con ropa que cubre el cuerpo pero no tenemos músculos fuertes debajo de la piel, cuando se nos caigan las vestimentas no tendremos soporte para la piel que queda al desnudo. En esta metáfora, la ropa representa todas las decoraciones materiales o de estatus que hay en nuestra vida. Los músculos representan las fortalezas internas que hemos desarrollado y trabajado en el silencio de la vida cotidiana. Warren Baffet expresa algo parecido en su clásica cita, y también usa el desnudo como símbolo: "Sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo” (En este contexto, la bajada de la marea se refiere a la bajada de los valores de la bolsa).

En contextos de incertidumbre, lo ideal es sostenernos con nuestra propia fuerza en vez de usar flotadores que se puedan pinchar. Nuestra fuerza no es lo que nos viste sino lo que nos define. Nuestra fuerza la determinan los patrimonios invisibles que nos hacen ricos de verdad: el patrimonio de sabiduría, el patrimonio de honestidad, el patrimonio de valentía, el patrimonio de confianza, el patrimonio de amor, el patrimonio de alegría… Y tantos como queráis nombrar que abarquen el área de la virtud humana.

Hoy quiero hablaros de la confianza, y preparar así el terreno para la siguiente práctica guiada que compartiré.

SOBRE LA CONFIANZA.

La confianza es una virtud, un músculo, una creencia y un sentimiento. Se desarrolla a lo largo de toda la vida, y siempre puede crecer. Nada tiene que ver con la arrogancia o la pedantería. No es territorio único de los líderes o las personas extrovertidas. Es un derecho, o una obligación, para todos.

La confianza verdadera se basa en uno mismo. Cuando sabemos que contamos con destrezas para superar las dificultades no tenemos que contar con controlar el mundo exterior para sentirnos seguros. Nuestra confianza y seguridad emanan de una fuente interior de la que podemos beber recursos, inteligencia y creatividad. 

Las personas que sienten confianza suelen ser amables consigo mismas y suelen prestar atención a sus éxitos cotidianos, para valorar las situaciones que han sido capaces de resolver y usar esa memoria para cuando surjan dificultades. Cuando disfrutamos de un buen nivel de confianza en nosotros mismos tenemos más disposición para afrontar desafíos e incertidumbre. Dado que la incertidumbre es parte inherente de la experiencia humana podríamos considerarla algo universal y divino, como parte de la creación. La realidad puede ser muy incómoda si no entendemos y aceptamos el papel de la incertidumbre en nuestras vida. 

La incertidumbre nos permite, entre otras cosas, poner a prueba nuestra confianza y otros recursos internos. Si yo no sé qué va a pasar, pero sé que he superado otros momentos inciertos y que tengo capacidad para aprender y adaptarme, atravesaré los momentos incómodos con mayor ligereza, curiosidad y aceptación.

ACEPTAR, ACOGER, CONFIAR.

La aceptación es el primer paso hacia la confianza, aceptar cómo son las cosas en este momento, sin necesidad de definirlas en exceso. Aceptar es parte de observar. Es parte del ser más que del hacer. Cuando aceptamos algo no participamos de ello pero permitimos que entre en nuestra vida tal cual es. La aceptación nos incluye a nosotros mismos.

Para participar de lo que está ocurriendo en nuestra vida, una vez que lo hemos aceptado, podemos optar por acogerlo. Acoger es un sentimiento cálido y tierno de apertura, que incluye un deseo de abrirnos y ver la belleza en cada situación, sin rechazar lo incómodo. Acoger es un acto de totalidad intencional. Decido abrazar lo que viene a mi, no sólo lo acepto sino que lo recibo de buen agrado y con mirada constructiva.

Por último, en ese estado de apertura y abrazo a la realidad, doy el paso interior de confiar en que esta incómoda realidad es algo que puedo gestionar con los recursos que ya tengo y los que soy capaz de desarrollar. Confiar no significa que lo tengo todo controlado pero sí que estoy en paz con lo que no controlo. Confiar no anula el miedo pero le da su espacio justo y razonable para que no bloquee la motivación, la voluntad o el discernimiento. Confiar es subir a la ola sin necesariamente pensar que aguantaré todo el rato o que soy la mejor surfera, pero sabiendo que estoy dispuesta a caerme porque no me quiero perder estar viva en este mar. Quiero ser parte de la ola. 

Esto es confiar. Ser la ola.

En este enlace encontraréis una práctica guiada para integrar estos conceptos:

Práctica guiada: Aceptar, acoger y confiar en Soundcloud

*Rick Hanson tiene varios libros maravillosos que recomiendo en casi todas mis formaciones. Siempre mejor en versión original, pero están traducidos al castellano. Mis dos recomendaciones: “El cerebro de Buddha” y “Cultiva la felicidad”.

Deshaciendo el hacer

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Todos tenemos una parte de nuestra identidad definida en base a las cosas que somos capaces de hacer y crear, especialmente si pueden ser reconocidas por el mundo que nos rodea. Quizás de ahí, en parte, viene nuestro frenetismo diario. A esto se asocia también el gran valor que otorgamos en nuestra sociedad a la productividad, y al éxito asociado a la misma.

Personalmente, siempre, y ahora más que nunca, le he dado mucho valor al éxito asociado al sentir, evitando centrarme solamente en el éxito asociado al producir y al reconocimiento. Ambos son igual de importantes para mi. ¿Cómo me siento cuando produzco algo? Sea un pensamiento, un escrito, un vídeo, un curso,... ​En ese valorar el sentir me doy cuenta de que tolero mucho mejor los defectos naturales de mis producciones y trabajos, y a la vez me libero del ansia de hacer mucho y me puedo centrar en la pasión de hacer algo que sea genuino para mi corazón. 

Creo mucho en este modelo, y veo a mucha gente que me inspira que sigue modelos muy parecidos. En este modelo caben, en equilibrio, los éxitos mundanos, los placeres espirituales y las relaciones de alegría. Puede ser un modelo que aporte norte y direcciones apropiadas para una vida plena. Pienso​, además​, que es posible hacer negocios, cultivar buenas relaciones y ​crear realidad relevante siguiendo este principio del sentir​,​ de la mano del hacer. 

En estos momentos, vaciados en gran medida de nuestros haceres y marcos habituales de acción y relación, surge la oportunidad de deshacer nuestro exceso de hacer, y así dejar espacio al sentir. El sentir, aparentemente menos productivo, suele dar lugar a un estado inspirado que nos hace, paradójicamente, muy productivos en el área de calidad y autenticidad. El hacer nos tiene tirando piedras al aire sin ton ni son, el sentir ofrece una claridad que arroja flechas certeras sobre las dianas de nuestra intención.

​ Deshacer el hacer nos da espacio para sentir, y también para rehacer con mejor patrón y destino para nuestro tejer. ¿Recordáis a vuestras abuelas haciendo y deshaciendo el punto cuando se equivocaban? No se me olvida esa imagen de las agujas y las manos deshaciendo el camino andando, para humildemente enmendar el error y retomar la labor para mejorarla. Así veo yo este momento. Deshacer lo tejido puede parecer una pérdida, o puede ser encontrar un mejor sendero.

Para estos días quizás podemos observar las sensaciones que nos produce deshacer el hacer, y coger esos espacios nuevos para más sentir. Podemos, así, esperar al momento ideal para renovar el tejer de manera inspirada y aclarada. Si encontramos muchos nudos en el deshacer, en vez de apretarlos y enojarnos, podemos suavemente acariciar sus bordes y en la zona más suave ir retirando la presión. No somos nuestros nudos, afortunadamente, como no es el marinero su red de pescar. 

Si hacemos este trabajo a nivel individual, será más fácil a nivel social renovar nuestro tejido. En vez de mirar al nudo ajeno y señalarlo, ocúpate de tus nudos y tu tejer con dedicación y paciencia. Tomemos esto como una reunión de abuelas ¡vamos a deshacer la bufanda! Con el hilo que quede libre, ya veremos qué hacemos. Ahora estamos deshaciendo. Cada cosa a su tiempo.

Un juego de libertad y reflexión

“El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera.”

Ernest Hemingway

Como ya sabemos, una buena parte de la realidad no es controlable. Al menos para la mayoría de nosotros. Afortunadamente, la mayor parte de esa realidad es controlable en nuestro mundo interior. Podemos regular y dirigir su impacto de manera intencional, y eso le cambia el color a la pantalla y al guión de nuestra película. Aún así, no pretendo confundir a nadie. Muchas cosas están fuera de nuestro control. Aceptarlo es saludable. Sentirse víctima no es saludable.

Si nos acogemos a la voluntad de usar nuestra actitud en constructivo y positivo, se nos abre un nuevo marco. Desde este lugar podemos redefinir conceptos tan amplios y abstractos como el placer, la libertad, la felicidad, la abundancia y la salud.

Para hoy he desarrollado un ejercicio que quiero proponeros. Es para pensar, pero también para divertirse. Servirá para darnos cuenta de lo innesario que es una buena parte de nuestro sufrimiento, y así poder dejar espacio para que el sufrimiento inevitable coja su dimensión verdadera y reciba la atención necesaria.

Creo que priorizar es el arte de una mente clara. Ahora, privados de una parte de nuestras libertades, podemos practicarlo, aunque sea por obligación. Me gustan las oportunidades y ventanas que se abren en los momentos de incertidumbre, y cuando el ánimo es apropiado propongo usarlas para conocernos más y mejor.

Privados de libertad y de nuestros movimientos y relaciones cotidianos, se abren espacios vacíos y se nos revelan necesidades por cubrir. Placer y libertad pueden ser redefinidos ¿qué mejor momento que este?

Ya habréis visto a lo largo de la semana que hemos tenido que encontrar placer en las cosas más sencillas y que nos puede ayudar mucho el sentir nuestra libertad interior, aún en la fragilidad, la incertidumbre y las  restricciones del momento.

En este contexto, quiero proponeros jugar con sensaciones, emociones y estados mentales que hayáis podido detectar a lo largo de estos días. Con él, se podrán ordenar y quizás comprender mejor. Este juego no da respuestas, sólo plantea preguntas y os ofrece un espacio para sentiros y acoger el proceso de la vida en este momento.

Guía para este juego de libertad y revelaciones

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Según cuánto profundices puedes necesitar entre 2o y 40 minutos, si le dedicas tiempo es un ejercicio muy gustoso. Puedes empezarlo y continuarlo poco a poco, a lo largo del día. Me gusta hacer estas reflexiones con frecuencia.

  1. Haz una lista con las cosas que echas de menos en este momento. Incluye todas; las pequeñas y las grandes, previsibles e imprevisibles, razonables o vergonzosas ¡no estamos juzgando! Estamos jugando, que es mucho más sano. Dedícale unos minutos y anótalas todas en un papel. Luego, léelas en voz alta, para ti o para alguien que comparta este juego contigo. Nómbralas una a una despacio, sintiéndolas o imaginándolas.

  2. Ahora al lado de cada cosa que echas de menos pon una de estas dos letras, según cual se aplique mejor. Si puedes hazlo en dos colores. Tendrás que pensar un poquito.

    • La D: en las cosas que reconoces como dependencias, hábitos no saludables o adicciones (físicas, mentales, emocionales, sociales, etc.)

    • La I: en las cosas que echas de menos y que forman parte de tus interdependencias, de esas cosas que son nutritivas y saludables para ti, como las relaciones humanas, tu visita al gimnasio o la clase de yoga, los paseos con un buen amigo, dar o recibir masajes, etc. Cosas que te inspiran y se basan en el dar y recibir y te dan paz, eso son interdependencias.

  3. Ahora, repasa las cosas que has marcado con una D y apunta al lado qué te aporta cada una. Por ejemplo: seguridad, comfort, identidad, afecto, reconocimiento, placer. Así sabes cuál es el motivo subyacente de cada una de esas adicciones o dependencias. Quizás te salga humito por la cabeza pero ya verás qué interesante. No te preocupes si en algunas no sabes qué contestar, deja las preguntas abiertas en tu mente.

  4. En las cosas que has puesto una I, ya que muchas no puedes hacerlas ahora, piensa en qué te aportan y anota con qué podrias sustituirlas. Esto es un proceso creativo y te puede llevar tiempo.

Con esto termina el juego que os propongo.

Algunas conclusiones

Respecto a las que has clasificado con una D, reconociendo que no son hábitos saludables, nutritivos o inspiradores, quiero darte una buena noticia. Si se mantiene este retiro, tu cerebro irá desconectando de esas necesidades. Puede que inconscientemente busques otras cosas que te den el consuelo que te daban las que no tienes. Si lo observas y lo detectas a tiempo te beneficiarás de un apagado lento y natural de la energía que mantiene esas dependencias vivas.

Respecto a las que has clasificado con I, te felicito porque has hecho una lista de las cosas que realmente cuentan y valen para ti. Tenerlas de frente y escritas te puede ayudar a valorarlas aún más. Quizás no apreciabas todos los días el parque que atravesabas en coche o andando para ir al trabajo o al colegio de tus hijos, y ahora lo mirarás de otra manera.

Por qué os propongo esto

Primero, porque creo que es divertido e interesante. Segundo, porque creo, aprecio y valoro mucho la filosofía y estilo de vida de los estoicos. Lo sigo, y me ha orientado hacia un mode de ver el mundo que me ofrece mucho soporte interior. En mi experiencia ¡la vida se tambalea con frecuencia! Me gusta tener anclas.

Como hay un concepto general confuso respecto a esta filosofía os paso esta hermosa entrevista de la cual creo que podéis extraer, al menos, una o dos ideas muy valiosas para vuestra vida, desde hoy mismo. Los estoicos amaban la vida sencilla y la belleza humana.

Aquí os dejo los enlaces a la entrevista:

No dudéis en compartir vuestras sensaciones después e este juego y de ver la entrevista, por aquí o a diana@samyamayogaibiza.com.

Retiro Online: Ideas para lo cotidiano

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Tras el lanzamiento del grupo de whatsapp que he llamado “Retiro Online” decido dejar aquí en el blog mis primera ideas para estos días iniciales de adaptación. El objetivo es la creación de entornos hogareños y rutinas cotidianas que nos gusten y sean positivas en este tiempo de retiro decretado en España.

Consejos e ideas sencillos para tiempos complejos

  1. Decide qué quieres hacer estos días. Evita divagar, siéntate y escribe tus objetivos para este tiempo de retiro: personales, profesionales, afectivos, físicos ¡e incluso sexuales! 

  2. Hazte un horario si tienes costumbre de trabajar fuera de casa. Pon una hora para levantarte y horarios aproximados para tus comidas. Acuéstate a una hora razonable. No es por purismo, pero el orden exterior favorece el interior. Sin rutinas a veces nos desorientamos. 

  3. Si puedes dúchate por la mañana, acaba con agua fría por todo el cuerpo y ponte guapo o guapa ¡tú y los que te rodean lo merecéis! No te quedes en pijama todo el día, ni despeinado, ni sin lavar los dientes.

  4. Aprovecha el ahorro en tiempo para destinarlo a las cosas que quieres hacer siempre como integrar el deporte o la meditación en casa, si no lo haces ya. Es mucho más fácil mantener las rutinas en grupo, en soledad es más difícil. Es una buena oportunidad para activar el músculo de la voluntad. Lo hacemos para nosotros mismos.

  5. Elige la educación frente al entretenimiento. Si vas a destinar tiempo a estar en tu ordenador o teléfono busca cosas online para aprender o mejorar en algo. El exceso de entretenimiento reduce el potencial creativo, y nos ponemos polvorientos por dentro. El cerebro quiere mantenerse joven y estimulado, le gusta ¡dale chicha a la grasa de tu masa gris!

  6. Entiendo que quieras mantenerte informado pero huye y censura todas las informaciones de drama y catástrofe. Ya hay muchos en la comunidad médica diciendo que hace falta darle mayor visión y realidad a lo que está pasando. Son médicos, no especulan.

  7. Si escuchas podcast o radio te propongo que lo hagas caminando por tu casa, por muy pequeña que sea, subiendo y bajando las piernas o haciendo sentadillas.

  8. Llama a tus seres queridos ¡ahora sí tienes tiempo!

  9. Comer sano es ahora especialmente importante. Los yogis seguían un principio muy sencillo. Cuanto más cercano a su estado natural está un alimento más prana o energía vital tiene. Entre unos tomates frescos y un bote de tomate, ya imagináis la diferencia. Verduras frescas, crudas o cocinadas son la esencia de la salud. Elige las proteínas sanas y de calidad que a ti te gusten y busca las grasas buenas para que no falten. Comer sano es muy fácil, pero un esfuerzo en tiempo e intenciones. Renueva tu pasión por tu cuerpo dándole lo mejor. Renueva tu interés por la vitalidad. Es un patrimonio para toda la vida.

  10. Practica la ecuanimidad. Observa antes de reaccionar, respira antes de hablar, sonríe antes de juzgar ¡y pide perdón si metes la pata! En tiempos difíciles la comunicación de calidad es el secreto del éxito.

Para los que tenéis niños, mis sugerencias.

  • Despertaos una hora antes que ellos para hacer algo que os guste (mis prioridades son deporte y meditación). Algo que os haga felices y os deje con sensación de satisfacción.

  • Haced un horario semanal como el del cole. Obviamente será mucho más relajado en cuanto a actividades pero que tengan rutina y contenedores para sus juegos y estudio. En casa lo hemos hecho entre todos con muchos colores y muy bonito. Empezamos a las 9 y acabamos a las 2. Hacemos el almuerzo y el patio. Usamos el rato para jugar o estudiar, según edad y necesidades.

  • Yo soy partidaria de incluir a los niños en las tareas del hogar. Recoger el lavavajillas o llenarlo, cortar las verduras, poner la mesa, doblar ropa… Al principio se quejan y luego lo disfrutan muchísimo. Esta estrategia me permite hacer equipo con mis hijos y me reduce la sensación de ir desbordada. 

  • La tecnología tiene su lugar, y en el caso de los niños pequeños no hace falta mucha para hacerles felices. Son creativos y aburrirse les va bien. Horarios claros ayudan mucho a no tener que negociar todo el rato. Nosotros tenemos tres días de dibujos. Los Viernes, en francés (muchas veces prefieren no verlos porque no les apetece no enterarse), los Sábados en inglés y los Domingos en castellano. Aunque estas semanas no hay cole, la idea es mantenerlo porque no estamos de vacaciones sino de retiro, porque funciona y nos hace sentir bien a todos. No digo que sea la mejor fórmula. Cada familia la suya. Regular es bueno, porque así todo el mundo descansa en hábitos acordados y los niños valoran cada cosa de manera especial.

  • Si no estáis acostumbrados a pasar mucho tiempo en casa con los niños será una aventura. Conocerse es bueno, y este tiempo nos da esa oportunidad. Educar no es fácil, por eso os invito a las prácticas de meditación. Todos podemos aprender a ser mejores padres y más divertidos. También podemos ser ogros mientras no faltemos al respeto a nadie, unos minutitos al día.

Una última idea rica y sana

Si queréis incorporar una práctica breve para ir con un poco de guía al principio os recomiendo hacer 15 minutos de movimiento y 5 minutos en silencio después.

Podéis probar esta práctica breve que tengo en el canal:

Un poquito de algo bueno cada día puede dar como resultado algo muy bueno y estable. Para los que tienen poco tiempo, poca experiencia o incluso preferencia ...

Enseñar Yoga Hoy (2): El liderazgo moderno ¿cómo vivirlo y traerlo al aula?

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Si hace unos años me hubiesen dicho que iba a escribir sobre liderazgo, desde mi lugar como profesora de yoga, no me lo habría creído. Al principio de mi enseñanza estaba totalmente concentrada en las áreas de contenido y no tanto en las de pedagogía. En esa época no tenía la visión moderna e informada que tengo hoy en día del mundo de los negocios humanistas, conscientes y éticos.

Actualmente llevo varios años reflexionando sobre las fórmulas más creativas, íntegras y educativas para transmitir yoga a diferentes personas en diferentes contextos. Sin ninguna duda, creo que el concepto del liderazgo se aplica mucho al trabajo de un profesor de yoga. Una persona que enseña y aspira a una pedagogía de calidad debería saber qué lugar ocupa como educadora, y cuáles son las herramientas de mayor transparencia y versatilidad para hacer bien su trabajo

Independientemente de las aspiraciones a nivel cuantitativo, todo profesor emerge en el aula como una figura de referencia en el plano de lo cualitativo. Sus palabras, su manera de moverse, la atención que presta al alumno, el ritmo que marca, la inspiración que ofrece… Todo crea una reacción en el alumnado y da lugar a una atmósfera que será más o menos propicia para el aprendizaje, la evolución y el descubrimiento.

Creo que un buen profesor de yoga debe ser un buen líder, un guía responsable y humilde que inspire confianza con su ecuanimidad y presencia. Pero no quiero sólo decir lo que creo, quiero que sepáis por qué lo creo y a qué me refiero con líder. Por eso, en este artículo, os contaré brevemente qué es liderazgo moderno, cómo se expresa en el contexto del yoga y cómo traerlo a la práctica en el aula. Primero necesitaremos borrar algunas ideas antiguas sobre el liderazgo. Piensa un poco, antes de leer esto, qué piensas que es un líder. Y luego lo contrastas con lo que propongo aquí.

Cualidades de un buen líder

La primera cualidad que encontramos en un líder es su capacidad para inspirar confianza. Un verdadero líder exhibe un comportamiento íntegro, respetuoso y coherente y por eso genera confianza en los demás.

No pretende cautivar, su honestidad natural y su voluntad de integridad operan en sintonía para generar una energía de pasión y servicio que los demás sienten al instante. 

El liderazgo moderno no habla de protagonismo, ni de poder. Habla de responsabilidad y compromiso. Por eso, el liderazgo moderno implica un líder que cree y practica la horizontalidad. En este contexto, la persona que lidera conoce su responsabilidad y su rol pero no se siente por encima ni por debajo de nadie. Como dice Robin Sharma, no hace falta un cargo para ser líder. El líder es el que elige hacer su trabajo con gran maestría y refinamiento, independientemente del lugar que ocupa en una línea de responsabilidad formal o de categorías profesionales. Su impecabilidad no se basa en lo que le pagan o en el reconocimiento que obtiene, la excelencia es su estilo de vida.

Actitudes del liderazgo moderno

Un líder es pro-activo, saber que es necesaria la iniciativa para que las cosas ocurran y se transformen, no defiende el estatismo para promover su propia seguridad o evitar los riesgos. 

La ética es una actitud que mantiene y alimenta cada día, retirando obstáculos como el egoísmo, la ambición de fama o las vías rápidas de dudosa honestidad. Su humildad no rechaza el reconocimiento apropiado cuando hace bien su trabajo porque sabe que el aplauso es para su trabajo y el esfuerzo que éste implicó.

La reflexividad es otra actitud clave del líder. Su comportamiento no es impulsivo e irracional. Sigue a su corazón y reflexiona sobre la mejor manera de hacer las cosas y beneficiar al máximo de personas implicadas. El líder valora el impacto de sus acciones no sólo en su propia vida sino globalmente.

Intenciones del líder

Las intenciones de un líder son servir, contribuir e inspirar.

Servir implica que pretende que su trabajo esté al servicio de los demás. Esto surge de un deseo puro de compartir lo que sabe y lo que tiene. Su trabajo da gran énfasis a la contribución en la dimensión humana y social. Dentro de su área, grande o pequeña, el que piensa en liderar piensa en contribuir y mejorar su entorno. 

En el deseo de ayudar o apoyar a los demás el líder sabe que es parte de su misión inspirar a los demás a través de sus acciones y su trabajo. Más que destacar, su deseo es mover a las demás personas a que exploren sus talentos y pongan su trabajo también al servicio de los demás. Comparte su luz para que los demás brillen, y brilla su propia luz porque sabe que eso despierta en los demás del anhelo de crecer y renovarse.

¿Cómo son las acciones de un líder?

Las acciones del líder son claras, coherentes e informadas

Una de las razones por las que el líder genera confianza es porque en sus acciones transmite mucha consistencia y solidez. Es previsible en cuanto a la calidad de sus acciones, sabemos que no especula ni falsea para su propio beneficio porque reconoce sus errores y maneja sus opiniones, en la medida de lo posible, sobre información y documentación de calidad.

En sus acciones prima la calidad frente a la cantidad. El lider no le tiene miedo a hacer poco, le tiene miedo a no hacer las cosas con bien, así que no teme en invertir su tiempo y recursos porque sabe que en el largo plazo los frutos son más sabrosos si se cultivan y esperan con calma.

¿Cuál es la misión del profesor de yoga como líder?

En el contexto del yoga podemos reconocer que nuestra tarea es guiar, y en ese sentido hablaremos de liderazgo. Somos la figura que guía la práctica y ofrece el conocimiento relevante para que el grupo aprenda y explore en su diversidad y a ritmo individual. Liderar grupos no es siempre fácil, porque no todos las personas necesitan lo mismo. Sin embargo, todo alumno necesita un buen líder: un profesor honesto, claro, coherente, bien informado, que le inspire, sea reflexivo y respetuoso.

¿Cómo podemos hacer esto de manera concreta?

  1. Representar los valores perennes y evolutivos del yoga. Conocer y respetar en la medida de nuestro alcance tanto la tradición de la que emerge el yoga que enseñamos, y a la vez estar al día de cómo evoluciona nuestra disciplina.

  2. Enfocarnos en educar. Frente al entretenimiento podemos ofrecer educación, en forma de valores, conocimientos, investigación y comunicación.

  3. Recordar que estamos para ayudar y dar soporte. No estamos para lucirnos o impresionar a los alumnos con lo que hacemos o sabemos. Estamos para ofrecerles ayuda relevante, disponibles para sus dudas o inseguridades. Nuestra labor como lideres en el aula es preparar y allanar el camino del aprendizaje del alumno, así como acompañar los desafíos que pueda encontrar.

  4. Integrar el concepto de servir. Es integral a nuestra disciplina el concepto del karma yoga. No implica cosas como que trabajamos siempre de manera gratuita, pero sí que recordamos que hay una humildad implícita en el enseñar yoga, estamos al servicio de una disciplina y debemos honrarla recordando atribuirle el valor y la sabiduría que nos ofrece y de la que nos nutrimos. El yoga nos sirve a nosotros, y nosotros servimos al yoga. La acción desinteresada es la que no espera nada a cambio. No debemos esperar de los alumnos halagos ni flores, sino que reciban lo mejor de nosotros. 

Y en el aula ¿cómo aplicamos todo esto?

Os ofrezco algunas ideas sobre cosas prácticas que podemos hacer en el aula para honrar este liderazgo moderno.

  1. Crear una atmósfera de bienvenida. Todo alumno ha de sentir que es bienvenido, independientemente de nuestras preferencias, sesgos personales y reacciones emocionales.

  2. Recordar el valor de lo sencillo. Aunque a veces enseñemos cosas difíciles, hacerlo siempre desde la sencillez que precede a lo complejo, realzando la comprensión por encima del logro.

  3. Tomar tiempo y dar tiempo. Ir tranquilos por dentro, y dar tiempo al alumno para respirar, sentir y adaptar.

  4. Generar un contexto en el que los alumnos se sientan seguros y su sistema nervioso pueda abandonar la alerta y la reactividad. Silencio o música muy tranquila son lo ideal, necesitamos reducir los estímulos sensoriales para poder relajarnos. ¡Suficiente estímulo son las sensaciones corporales!

  5. Decir cosas relevantes. Seleccionar, editar y filtrar lo que decimos. No llenar el espacio con palabras innecesarias porque tenemos la voz en el aula.

  6. Practicar una comunicación con un lenguaje basado en la amabilidad, la ecuanimidad y la transparencia. Aunque parezca obvio, cuando llevamos un tiempo dando clase podemos tomar hábitos o excesos de confianza que nos hagan perder una textura comunicativa apropiada. Sé que en algunas escuelas esto no es tan importante, pero en mi experiencia y en base a los estudios de neurociencia y psicología, la comunicación de calidad precede a un aprendizaje de calidad. No se trata de ser blando o ñoño, sólo de hablar con respeto y amabilidad.

  7. Ser impecable en los detalles grandes y pequeños. Puntual, respetuoso, disponible, limpio, presente. Aspirar a lo mejor, siempre se nos quedará alguna cosa por el camino, es natural.

  8. Crear un estado mental apropiado antes de la clase. Para nosotros es fundamental estar preparados, podemos meditar, invocar, bendecir, cultivar emociones elevadas…

  9. Estimular y animar al alumno. El aprendizaje se basa en superar retos y adquirir nuevos conocimientos. Provocar la reflexión y la transformación. Explicar el valor del estrés positivo. Ofrecer desafíos sin provocar competitividad, realzar el valor de la diversidad.

Como conclusión

Liderar en realidad significa tomar responsabilidad sobre la excelencia de nuestro trabajo, tomar sus grandezas sin timidez pero no adquirir identidades que limiten nuestra empatía y cercanía.

Todos estos puntos que os he desglosado, son cosas que la mayoría hacemos espontáneamente, tras observar y reflexionar. Igualmente, así unidos y formalizados, nos pueden dar pistas sobre cosas que se nos han quedado olvidadas o que no hemos considerado.

Por favor no dudéis en contarme si os han sido útiles estos consejos y cuáles añadiríais vosotros. Compartid vuestra dudas, también estoy para eso.

  • Foto @palmirafotoesvida en el Congreso de Yoga de Elche de 2019