Integrar, soñar y vivir.

Pocas cosas hay más saludables y gustosas que integrar lo que vamos viviendo. Aunque no siempre es fácil o no sabemos cómo hacerlo, integrar es lo que nos deseo a todo@s para cerrar este año.

Desde la la perspectiva de la neurobiología interpersonal del psiquiatra Daniel Siegel, el cerebro sano es el cerebro integrado.

Integrar es esencial para madurar y florecer.

Pero ¿qué es integrar? Fácil de decir y no tan fácil de entender a la primera.

Integrar, desde mi punto de vista, es aportar sentido, contexto y contenedor a lo que vamos viviendo y hemos vivido. Las experiencias nos impactan de manera benevolente o más dificultosa según cómo se integran en nuestra vida.

Este ha sido, para mí, un año con muchas experiencias, aunque no puedo decir que los anteriores no lo fueran. Me alegra vivir la vida con la intensidad que le corresponde, sin por ello acelerarme, desbordarme o despistarme. La intensidad natural es deseable, nos mantiene implicadas, despiertos, atentas. También es importante saber disfrutar de las cosas sencillas, más suaves y menos intensas.

Una vida plena implica la valentía y vulnerabilidad para vivir entre estas gamas, con lo cual no será lineal. ni previsible, ni segura. La vida es lo que es; un sistema complejo no lineal con interdependencias invisibles y misterios biológicos y trascendentes por igual.

Entonces, ya que me he lanzado a compartir mis modelos ¿a qué me refiero con sentido, contexto y contenedor? Continuar leyendo en el blog

Sentido es lo que decidimos que significa en nuestra vida algo que nos ocurre, o algo que no nos ocurre. Es la capacidad de ampliar perspectiva y abarcar un todo que va más allá de nuestra piel y nuestros conocimientos. Sentido es aportar suficiente sabiduría para facilitar la divagación necesaria que genere creatividad y comprensión. También incluye aportar la concentración esencial para poder enfocarnos y profundizar en las cosas, para conocerlas mejor. Darle sentido a la vida es algo que cae en nuestro territorio personal, y nadie lo hará por nosotras. ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Qué me dice sobre mí? ¿Qué hay más allá de lo que veo?

Contexto es aquello que decidimos darle como marco a nuestras experiencias. Nuestras creencias, ideas, saberes y experiencias son el contexto en el que aterrizan las cosas que vivimos ¿conocemos nuestro contexto y sus obstáculos y sus puntos ciegos? Nuestro contexto lo forman nuestras cosmovisiones, paradigmas, idiosincrasias y culturas internas. Son flexibles y se pueden transformar. En nuestras manos está que nuestro contexto vaya a nuestro favor y no en nuestra contra.

Contenedor es mi territorio emocional, con sus colores, olores y sabores. Yo contengo la vida que me ocurre en base a mi capacidad para acompañar mis pensamientos con emociones. Cuando la emoción contiene, asiste y se adapta entonces puedo retornar al punto de equilibrio, y salirme de él también. El contenedor es esencial para asumir riesgos y moverse hacia lo desconocido.

Personalmente, he trabajado bastante en estos tres aspectos en los últimos años, y me han ayudado generosamente en mi desarrollo personal tanto como profesional. Digo generosamente porque siempre siento que recibo aún más de lo que doy. Le doy a mi cuerpo, mi mente, mi corazón y mis relaciones cariño y presencia, y siempre me devuelven más, favoreciendo un sistema de recompensa muy valioso que me da fuerzas para el siguiente gesto, hábito o esfuerzo.

Lo mejor de todo; el regalo de una vida vivida, auténtica y libre. Una vida que es imperfecta, incierta, inquietante y misteriosa, donde hay espacio para dudar, sufrir y tener miedo, tanto como amar, cuidar y ser valiente.